martes, 10 de mayo de 2016





Ya hablamos sobre tatuajes en una entrada anterior, haciendo referencia a la colección INKED, de Harv. Algunos os preguntaréis de dónde les vienen ciertas influencias a los pintores, a los cantantes, a los compositores…es por supuesto una mezcla de imaginación y definitivamente vivencias personales. En el caso de Harv, además de su dedicación a la música, su vida está llena de experiencias y anécdotas increíbles y muchas de ellas divertidísimas que ya iremos contando y que le sirven de inspiración tanto para componer canciones como para pintar y dibujar. 

En el caso de las creaciones de la colección INKED Harv recibe sus influencias desde varios flancos, uno de ellos es su amor por los tatuajes que él mismo lleva y otro el hecho de que cuando era muy jovencito trabajó como tatuador en un estudio de tatuajes de Bangor, en Irlanda del Norte. Utilizando sus habilidades como dibujante, se dedicó a tatuar a los clientes. Por aquel entonces los tatuajes eran algo “fuera de la ley”, solamente los "rebeldes" o los rockeros y metaleros  llevaban tatuajes. Tampoco tenían nada que ver con las obras de arte que se representan hoy en día en el cuerpo de los que aman este arte; eran tatuajes llamados “carcelarios” por algunos, o “de marinos” y la mayoría eran del mismo estilo, utilizando los mismos patrones y principalmente con tinta negra, azul y roja. Es muy fácil reconocer hoy en día un tatuaje “old school”, no hace falta ser un experto para ver la diferencia.

En el estudio de tatuajes donde Harv trabajaba había un sillón bastante tétrico donde se sentaban los tatuados (o condenados) y recordaba muchísimo al sillón del barbero asesino Sweeney Todd – haciendo un inciso, por favor los que no hayan visto esta obra maestra de Tim Burton con Johnny Depp como protagonista, que la consigan YA. Os lo dice una a la que no le gustan nada los musicales, pero esta película es buenísima, no me canso de verla. Además está basada en una historia real sobre un barbero asesino en el Londres victoriano del siglo XIX que…no os voy a desvelar más, tenéis que verla porque es realmente interesante.

Bueno, nos hemos desviado del tema, en este estudio de tatuajes había dos sillas, una era el sillón del que os acabo de hablar y la otra era una silla que se podía ver a través de una ventana, situada justo detrás del sillón en un patio al aire libre, más tétrica incluso que la otra a la que llamaban “the fainting chair”, o la “silla del desmayo”, colocada estratégicamente de manera que, en el muy probable caso de que te desmayaras si aquel era tu primer tatuaje, fueras trasladado a esa silla en espera de que despertaras de nuevo; estas dos sillas estaban a su vez vigiladas o custodiadas por la mascota del dueño del estudio…un lobo. Algunos tienen perros, otros gatos, otros una cobaya o un hámster…él tenía un lobo, que además aterrorizaba a los clientes enseñándoles los dientes, de modo que una vez te sentabas en la silla, ¡no te movías de allí hasta que el tatuaje estaba terminado! Doliera lo que doliera!

Y después de este rollo que os he soltado, os dejo dos cuadros más de esta colección tan impresionante. ¡No os olvidéis que dentro de muy poquito estarán disponibles las camisetas y muchísimas cosas más!!!

Kisses a todos/as


Bea H.

ÓLEO SOBRE LIENZO Y ACUARELA.

NO OS OLVIDÉIS DE DARLE AL ZOOM PARA VER LOS TATUAJES!!!





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