sábado, 28 de mayo de 2016




Junto con el dibujo de hoy representando a Biff Byford, cantante del grupo de heavy metal inglés Saxon y actualmente en posesión de su propio retrato, contaremos una divertida e increíble (pero cierta) historia que narra, entre otras cosas, cómo Harv se hizo cantante además de unas anécdotas muy curiosas que rodean a este evento.

Era el verano de 1983, cuando Harv tenía 19 años. Él y sus amigos se enteraron de que Thin Lizzy, una de sus bandas favoritas, iban a dar su último concierto (por aquel entonces cuando una banda decía que daba su último concierto solía ser cierto, no como hoy en día, que los grupos dan su último concierto unas dos veces al año durante varios años) y este iba a tener lugar en el festival Reading, en Inglaterra. Para llegar hasta el festival él y sus amigos tenían que alquilar un coche, hacer un viaje en barco desde Belfast a Escocia y una vez allí conducir hasta Reading. Para costearse este viaje Harv vendió algunas de sus posesiones más preciadas, como un cinturón de Motorhead y se dedicó a pintar en las partes traseras de las cazadoras vaqueras de sus amigos dibujos y logos de bandas como Iron Maiden, Ozzy, UFO, etc.  a cambio de dinero.

Os dejo aquí una foto de Harv de la época, con una de sus creaciones. Todos los dibujos de la cazadora que lleva están hechos con óleos. (Nótese el peine en el bolsillo trasero del pantalón al más puro estilo John Travolta).







Los padres de Harv se habían ido una semana de vacaciones a España y habían dejado a Harv y a su hermano Robert casi dos años menor que él a cargo de la casa. Harv temía dejar solo a su hermano aquellos tres días que duraba el festival porque si él era un “golfo”, su hermano pequeño lo era MUCHO MÁS. Robert, para ganarse la confianza de Harv y que se fuera tranquilo se portó increíblemente bien los días anteriores al viaje y Harv pensó que quizás le había juzgado mal.

El jueves a las 10 de la mañana los amigos de Harv le recogieron en su casa. Harv se montó en el coche y desde la ventanilla le gritó a su hermano que se portara bien y sobre todo que no llevara chicas a casa, pues sus padres habían especificado esta condición y no querían recibir llamadas de los vecinos diciendo que sus hijos habían llevado ninguna chica a su casa.
A los diez minutos de ir conduciendo Harv se acordó de que se había dejado en la entrada de la casa su revista de Kerrang con un artículo que quería enseñarle a sus amigos, de modo que dieron la vuelta y volvieron a su casa para recoger la revista. A las 10.20 de la mañana, veinte minutos después de haber salido, el coche aparcaba frente a la casa de Harv. Cuando abrió la puerta de su casa vio salir disparada de la cocina a una chica completamente desnuda que cruzó el salón sin mirarle y subió por las escaleras hacia el piso de arriba. A los pocos segundos salió su hermano de la cocina, también completamente desnudo, cruzó el salón y antes de subir las escaleras se quedó mirando a Harv, Harv le miró a él y en silencio cogió su revista, cerró la puerta y se fue.

De camino a Inglaterra, conduciendo desde Escocia, decidieron pararse en un lugar donde había un lago pues les apetecía lanzarse al agua y nadar un rato. El lago estaba rodeado de un muro, una alambrada y un sinfín de carteles que decían “Prohibido pasar”, “Zona privada”, etc. Como buenos adolescentes decidieron no hacerle ni caso a las advertencias, saltar el muro y lanzarse al agua. Pocos minutos después comenzaron a pasar rozándoles la cabeza varios aviones a reacción, casi acabando con su vida, pues los aviones volaban a ras del agua. ¡Se habían colado en un lugar donde el ejército estaba probando a qué distancia del agua podían volar los aviones a reacción!! En pocos minutos estaban rodeados de soldados con metralletas gritándoles que salieran del agua; les hicieron andar desnudos como estaban hasta la puerta principal del recinto. Sin molestarse si quiera en abrirles la puerta les hicieron saltar por encima del muro y cuando estaban al otro lado les tiraron la ropa de la misma manera, gritándoles por supuesto que no querían verles nunca más por allí.

Sin más aventuras dignas de mención llegaron al festival Reading y montaron su tienda de campaña. Una tienda de campaña minúscula donde se metieron cinco tíos y en la que tenían que dormir unos tirados encima de los otros. Aquellos cinco eran Harv, Kirky, Greggsie, Ronnie y Jackie. Cuando se estaban preguntando dónde podrían ir a conseguir bebida para pasar el fin de semana escucharon un estruendo y unos gritos; un coche-tartana de colores chillones se acercaba echando humo por el tubo de escape y pegando petardazos, la carrocería cayéndose a pedazos y el maletero abierto. Harv dice que le recordaba a los coches que sacaban los payasos en los circos antiguos. Dentro del maletero iba un hombre que gritaba “¡Tengo Scrumpy!”. El Scrumpy es una especie de sidra que se comercializa en la zona oeste de Inglaterra y que ya de por sí es bastante letal. Cuando se acercaron al coche vieron que este hombre llevaba diez garrafas de cinco litros cada una con lo que él decía era Scrumpy. Se las compraron todas. Antes de irse se acercó a Harv y le dio un beso en la frente que le asustó pues dice que lo sintió como si se estuviera despidiendo de él en sus últimos momentos de vida. Quizás no estaba muy desencaminado.

Para entender lo que ocurrió después tenemos que contar primero una pequeña historia. Por aquella época Harv era el bajista de un grupo de rock de nombre Troyan. El cantante de aquel grupo era un chico llamado Lawrence que tenía una voz espectacular y que a su vez trabajaba como basurero, yendo con el camión de la basura por la calle y vaciando los cubos de basura que la gente dejaba en la puerta de sus casas. Troyan ensayaban todos los viernes por la noche. Una noche, tras esperar durante un buen rato a que llegara el cantante y viendo que no aparecía, decidieron ir a buscarle a su casa. Al llegar vieron la puerta abierta y cuando se asomaron vieron que la madre de Lawrence estaba sentada en una silla, llorando. Desde la puerta le dijeron “Señora McKee, ¿dónde está Lawrence? Tenemos que ensayar” a lo que ella contestó “ay chicos, no creo que el pobre Lawrence pueda ir a ensayar esta noche, ¡ayer le engulló el camión de la basura!”.
Sin poder articular palabra caminaron de vuelta al local de ensayo y después de un largo silencio alguien dijo “pues vamos a tener que buscar otro cantante”. Y otro propuso “antes de poner un anuncio para buscar cantante, ¿por qué no cantamos cada uno de nosotros una canción y el que mejor lo haga puede postular al puesto de cantante?”. Así lo hicieron. Se sentaron todos en círculo cada uno con una botella de sidra y decidieron cantar cada uno una canción. Harv cantó el Touch Too Much de AC/DC y en ese momento descubrió que podía cantar y todos los demás estuvieron de acuerdo en que no tenían que buscar más, Harv era su nuevo cantante.

Pues bien, en honor a Lawrence decidieron hacer lo mismo en el festival; es decir, sentarse en un círculo dentro de la tienda de campaña y cantar una canción cada uno, mientras se bebían el Scrumpy que le habían comprado al hombre del coche ruinoso. A todo esto, eran las 11 de la mañana. Quizás el hecho de que nada más abrir las garrafas los efluvios que manaron de allí les hicieran marearse debía haberles puesto sobre aviso, pero ¿quién piensa con 19 años? Harv cantó la primera canción mientras todos los demás bebían. A partir de ahí nadie fue capaz de hablar, mucho menos cantar. Aquella bebida olía y sabía a gasolina y decir esto es probablemente faltarle el respeto a la gasolina. Aun así ellos siguieron pegándole tragos a las garrafas y uno a uno fueron cayendo como moscas.
Cuando se despertaron, todos con un dolor de cabeza espantoso y ganas de morirse, uno de ellos dijo “tenemos que irnos al festival, ¡a ver si nos vamos a perder a los grupos!”. Miraron el reloj y vieron que eran las 9 de la noche, o eso creían ellos. Al salir de la tienda de campaña se dieron cuenta de que la gente estaba desayunando, lavándose la cara, vistiéndose…Eran las 9, sí, ¡pero las 9 de la mañana! ¡Habían estado durmiendo casi 24 horas!!

El único que parecía no despertarse era Kirky, que de algún modo antes de caer en coma profundo había conseguido despojarse de casi toda la ropa y se encontraba allí tirado dentro de la tienda vestido solamente con los calzoncillos y los calcetines. Intentaron despertarle varias veces y no lo consiguieron. No sabían qué le pasaba, sólo sabían que estaba vivo porque repirar, respiraba.
Los tres amores de la vida de Kirky eran la cerveza, el tabaco y el guitarrista y cantante Rory Gallagher. Desde la tienda de campaña se oían tocar a todas las bandas en el escenario del festival, así como la música que el DJ pinchaba entre banda y banda. De repente se escuchó la voz de Rory Gallagher y Harv y sus amigos decidieron entrar de nuevo en la tienda de campaña y zarandear a Kirky gritando “¡Kirky! ¡Rory Gallagher está cantando en el festival! ¡Es una actuación sorpresa!”. Esto fue lo único que hizo que Kirky volviera a la vida; todavía en un estado de semi alerta pegó un bote y salió disparado de la tienda de campaña, en calzoncillos y calcetines, corriendo como un loco hacia la entrada del festival y gritando a pleno pulmón “¡Rory! ¡Rory!”. Diez minutos después volvió escupiendo sapos y culebras y llamando a sus amigos todos los nombres posibles bajo el sol por haberle engañado y haberle hecho correr por todo el festival, cruzar las puertas del recinto en calzoncillos y calcetines a las 10 de la mañana, para descubrir que lo que sonaba era un disco que el dj había pinchado para comenzar el día.

A lo largo de la mañana se fijaron que cerca de donde estaban ellos habían llegado cuatro personas y estaban montando una tienda de campaña. Un tío enorme de casi dos metros de altura y hechuras de vikingo, una chica muy guapa que era su novia a la que Harv no podía dejar de mirar y otros dos amigos más. El tío grande estaba clavando los clavos de la tienda de campaña al suelo utilizando un hacha enorme para golpearlos y clavarlos en la hierba. Los dos grupos se hicieron amigos y bebieron juntos aunque nunca intercambiaron nombres. Se fueron juntos al festival a ver a los grupos y la novia del gigante y Harv estuvieron tonteando. Esa misma noche se reunieron todos alrededor de una hoguera y estuvieron bebiendo y cantando, hasta que Harv le dijo al grandullón que tenían unas garrafas de Scrumpy, por si quería probarla. Este dijo que sí y al cabo de un rato el Scrumpy había hecho su efecto y el enorme novio estaba durmiendo, momento que Harv aprovechó para perderse un rato con la novia del bello durmiente, digamos que a la luz de la luna.
No tardaron mucho en volver, pues temían que alguien les viera o el gigantón se despertara antes de tiempo y les pillara.

A la mañana siguiente al despertarse volvieron a juntarse y algunos de ellos, entre ellos Harv y la chica se fueron al festival a ver a los grupos. Al cabo de un rato Kirky llegó corriendo y le dijo a Harv “Tío, estás metido en un lio”. Alguien que les había visto la noche anterior le había contado al gigante que su novia se estaba besando con otro. El pobre novio no sabía quién era ni de dónde había salido, solo sabía que se llamaba Harv. De modo que los amigos de Harv decidieron idear un plan para librarle de un destino no muy envidiable y Greggsie decidió que a partir de ese momento le llamarían “Tristram”, para que el novio celoso no supiera quién era Harv. La chica también estuvo de acuerdo en llamarle Tristram constantemente y por supuesto negar que ella hubiera estado con nadie.

Era el último día de festival, el domingo y al día siguiente se volvían a Belfast. Nada podía arruinarles ver a Thin Lizzy. Cuando llegaron a la zona de las tiendas de campaña vieron al gigante furioso blandiendo el hacha. A Harv se le heló la sangre. Se acercó a ellos con el hacha en alto y preguntó “¿Alguno de vosotros conoce a un tal Harv?”. Harv se acercó envalentonado y dijo “No, ¿por qué? ¿Hay algún problema?”. Uno de sus amigos gritó, para que se oyera bien “¡Tristram cuidado! ¡Tiene un hacha!”. El gigantón dijo “No te preocupes, esto no va contigo” y les explicó lo que había ocurrido. Acto seguido cogió a Harv de un hombro y le dijo “¿Sabes qué, Tristram? ¡Tú me vas a ayudar a encontrarle!”. De modo que durante la siguiente hora Harv acompañó al gigante, hacha en mano por todo el festival, buscándose a sí mismo. Le preguntaba a la gente “¿Conoces a Harv?”, temiendo que alguien le reconociera y dijera “Pues sí, le conozco, ¡eres tú mismo!”.
Y después de una hora de buscarse a sí mismo y no encontrarse, Kirky le dijo “Tristram, es hora de ir a ver a Thin Lizzy”. Harv le prometió al gigante celoso seguir ayudándole después del concierto a buscarse a sí mismo. O a ese tal Harv.

El concierto, el último concierto que jamás darían Thin Lizzy fue impresionante, el sol poniéndose en el horizonte con la banda cantando “The sun goes down…”. Todo el mundo se olvidó de lo que había ocurrido. Todos menos el novio cornudo.

Al terminar el festival era costumbre que todo el mundo volviera a sus coches, aparcados normalmente al lado de las respectivas tiendas de campaña y tocaran el claxon durante unos minutos, en señal de alegría. De vuelta a la zona de la tienda Harv vio como la chica se acercaba corriendo hacia él. Veía como ella movía la boca gritando algo pero no podía oírla con el ruido de los coches pitando y pensó “qué bien, viene a darme un beso de despedida”. Cuando se acercó más oyó que decía “¡Oh Tristram, Oh Tristram, Oh Tristram! ¡Mi novio ha descubierto que eres Harv! ¡No vuelvas!”. Cuando miró por encima del hombro de la chica vio horrorizado cómo aquel tío enorme estaba destrozando la tienda de campaña de Harv y sus amigos con el hacha, como si fuera el demonio de Tasmania, completamente fuera de sí; en ese momento les miró y comenzó a correr hacia ellos, destrozando todo a su paso con el hacha.
Greggsie gritó “¡Harv, corre!!! ¡CORRE!!! ¡Vete a la entrada del festival y espéranos allí!”. Harv salió disparado como una flecha con el gigante pisándole los talones. Los amigos de Harv agarraron todo lo que pudieron (o todo lo que quedaba) de la tienda de campaña y metiéndolo rápidamente en el coche se fueron en busca de Harv. Mientras, Harv estaba corriendo en círculo alrededor del recinto de conciertos, perseguido por su posible asesino que agitaba el hacha en el aire y que afortunadamente era más lento que Harv. Después de rodear el festival corriendo diez o quince veces, llegaron sus amigos derrapando en el coche y en marcha abrieron la puerta trasera. Harv, al más puro estilo 007, se lanzó en plancha a la parte de atrás del coche cayendo en el regazo de los dos amigos que se encontraban allí sentados. El coche pegó un acelerón y salieron de allí. Lo último que escucharon en el festival Reading, antes de salir de forma tan precipitada y con un día de antelación no fue la música, ni los coches pitando, ni la gente riéndose. Lo último que escucharon antes de salir de allí fue el golpe sordo de un hacha clavándose en el maletero del coche.

Nadie esperaba la vuelta de este grupo de amigos hasta el lunes por la noche o la madrugada del martes, pero volvieron a Belfast el lunes por la mañana. Decidieron que era muy pronto para irse a casa, así que Kirky fue a su trabajo a cobrar la paga semanal y se la gastaron en un pub. Alguno salió un poco perjudicado de esta visita al pub, como le ocurrió a Kirky, que se quedó dormido en el baño de su casa con la puerta cerrada con llave y su madre, que no esperaba a su hijo hasta aquella madrugada y pensando que un extraño se había colado en su baño, llamó a la policía que a su vez trajo a los bomberos y echaron la puerta del baño abajo, pegando a Kirky un susto de muerte.
Harv y Greggsie decidieron seguir la fiesta en el Rosetta, una discoteca muy popular en aquella época en Belfast. Harv estaba tranquilo porque sabía que sus padres no volverían de sus vacaciones en España hasta el día siguiente y aún tenía tiempo de arreglar lo que hubiera hecho su hermano. Al poco rato la puerta del Rosetta se abrió y los padres de Harv entraron. Muy serios, le preguntaron si él sabía quiénes eran las 20 personas que se agolpaban en la puerta de su casa cargadas con cajas de cerveza, pollo, hamburguesas y salchichas y aseguraban que estaban allí para la barbacoa de Robert.








No hay comentarios:

Publicar un comentario